Tus amigos y conocidos quieren ayudarte, pero en algunas ocasiones no te apetecerá hablar sobre la enfermedad. Conocer tus necesidades y decir a los demás lo que te ayuda o no, te hará sentirte mejor.
Al diagnosticarte una enfermedad es posible que muchas personas de tu entorno se preocupen por ti, quieran saber cómo te encuentras y te pregunten constantemente. En ocasiones, estas preguntas pueden generarte emociones como rabia, tristeza, incertidumbre, etc. ¿Sabes por qué?
Pasas mucho tiempo con visitas médicas, recibiendo tratamientos, recuperándote de ellos y que te hagan preguntas pueden recordarte todo lo que estás pasando y quizás no te apetece. Si es así, designa un portavoz, alguien cercano que pueda responder a estas preguntas o que dé el parte médico a las personas más cercanas, evitarás así sobrecargarte.
Otras veces, estas preguntas pueden surgir cuando sales a la calle. Quizás has salido para dar una vuelta, distraerte o simplemente comprar el pan, y encontrarte con alguien que te pregunte no te ayuda a desconectar. Debido a esta situación, hay personas que dejan de salir de casa para evitar que les pregunten. Así se aíslan y se encierren mas en si mismas. ¡Pero es aconsejable desconectar en algunos momentos para poder seguir!
Lo que primero debes saber es que, siempre que te pregunten, tienes derecho a escoger si quieres responder o no. Tratamos de agradar a los demás y ser complacientes sin darnos cuenta de que, en ocasiones, eso nos genera malestar porque va en contra de lo que necesitamos en ese momento.
Además, deberás preguntarte si necesitas o te apetece hablar sobre ello. Si te apetece, adelante. Pero si no, puedes responder asertivamente según lo que necesitas. Algunas frases podrían ser: “Gracias por preguntarme. Estoy bien, ¿y tú?”; “Disculpa, pero ahora no me apetece hablar sobre ello, me gustaría distraerme”; “Gracias por preocuparte, pero si quieres ayudarme mejor hablemos de otros temas. Así podré distraerme y pensar en otras cosas”. O simplemente, cambiar de tema.
Al principio puede resultarte difícil responder asertivamente, pero, con la práctica, cada vez te será más fácil. Sentirás el beneficio de no tener que hablar sobre temas que no te apetecen o hacer cosas que no quieres.
Recuerda, para hablar asertivamente:
Aprender a priorizar tus necesidades y decir a los demás lo que te ayuda o no, son grandes pasos para cuidarte y sentirte mejor.