Nuestro cuerpo actúa como habitáculo de infinidad de «microbios»: bacterias, virus, hongos y a todos ellos se les denomina MICROBIOTA.
Cada día sabemos más sobre las funciones que las bacterias tienen en nuestro organismo, principalmente su conexión con el sistema inmune¹ ².
Recientes estudios, han descubierto que algunas bacterias presentes en nuestro tracto gastrointestinal tienen capacidad para metabolizar estrógenos, y aumentar o disminuir el nivel de estas hormonas en la sangre, disminuyendo el riesgo de aparición y recurrencia de cánceres hormonodependientes como el cáncer de mama, útero u ovario³. Un importante trabajo comparó la microbiota fecal entre mujeres postmenopáusicas diagnosticadas de cáncer de mama, respecto a las que no lo padecían. Observaron que las pacientes con cáncer de mama tenían una microbiota alterada y menos diversa, e incluso identificaron ausencia de cepas de bacterias que aumentaban la eliminación de estrógenos en orina⁴ ⁵
A raíz de estos resultados, se puso de manifiesto la importancia detener una microbiota sana, es decir, cuidar de nuestras bacterias intestinales, las cuáles mueren como consecuencia de tratamientos con antibióticos o la quimioterapia; por hábitos tóxicos como alcohol, el tabaco o por consecuencia de una dieta desequilibrada, pobre en alimentos frescos y rica en alimentos procesados.
Las bacterias intestinales se alimentan de lo que nosotros comemos. Una dieta equilibrada favorecerá el cuidado de nuestra flora intestinal para que realicen correctamente sus funciones.
Requieren fibra, principalmente almidón resistente, pectinas y mucílagos.
-El almidón resistente lo obtenemos de la patata o el boniato cuando realizamos el siguiente proceso culinario:
-Las zanahorias cocidas o las manzanas asadas son los alimentos que más pectina pueden aportar a las bacterias.
-Los mucílagos se encuentra en semillas como la chía o el lino.
Un buen patrón dietético que garantice el aporte de fibra a nuestras bacterias es la dieta mediterránea, rica en frutas, verduras, legumbres y frutos secos.
Bibliografía